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sábado, 28 de septiembre de 2019

Adelantamos nuestro número 61


Hola querid@s lector@s:
¿Cómo están?
Aquí vamos con un adelanto de autores y títulos para el número 61 de nuestra revista.
En unos días será publicado el enlace a la web para que puedan leerla  on-line y la recibirán en formato pdf en sus correos aquell@s lector@s que se hayan suscripto.
Gracias por acompañar y compartir.
Esperamos que la disfruten.
Julio y Molo



martes, 6 de agosto de 2019

Garota de Ipanema


Garota de Ipanema
Mira qué cosa más linda
Más llena de gracia
Ella es la muchacha
Que viene y que pasa
En su dulce balanceo, camino del mar
Jovencita de cuerpo dorado
Del sol de Ipanema
Su balanceo es más que un poema
Es la cosa más linda que he visto pasar
Ah, por qué estoy tan solo
Ah, por qué todo es tan triste
Ah, la belleza que existe
La belleza que no es sólo mía
Que también pasa sola
Ah, si ella supiese
Que cuando ella pasa
El mundo enterito se llena de gracia
Y se hace más lindo
Por causa del amor
Vinicius de Moraes / Tom Jobim

La crisis


La crisis

Viene la crisis
ojo
guardabajo
un pan te costará como tres panes
tres panes costarán como tres hijos
y que barbaridad
todos iremos
a las nubes en busca de un profeta
que nos hable de paz
como quien lava.

Viene la crisis
ojo
quizá te esté subiendo
por la manga
quizá la tengas
ahora
enroscada sin más en el pescuezo
o esté votando con tu credencial
o comprando tu fe con tu dinero.

Oh cuánto cuánto
costará el escrúpulo
y la vergüenza buena
la importada
la que no encoge a la primera lluvia
la vergüenza de nylon
cienporciento.

Oh cuánto cuánto
costará el amor
en la noche sin dólares ni luna
con los perros afónicos
y el sueño
firmando los conformes con rocío.

Oh cuánto cuánto
costará la muerte
ahora que no hay divisas
ni perdón
y no hay repuestos para la conciencia
ni ganas de morir
ni afán
ni nada.

Viene la crisis
ojo
guardabajo
no habrá vino ni azúcar ni zapatos
ni quinielas ni sol ni Dios ni abrigo
ni diputados ni estupefacientes
ni manteca ni frutas ni rameras.

Viene la crisis
Ojo.
Guardarriba.

Mario Benedetti (Poemas de hoy por hoy)




Sabiduría


Sabiduría

Señor, yo quiero ser un sabio,
espíritu celeste
iluminado
por la paz,
por la unión con el Todo,
digamos como Raimundo Lulio,
Alberto el Grande, Djabín ibn Hayán,
Teofrast Bombast von Hohenheim,
o el mismo Descartes sin ir más lejos
que era un Rosacruz
y poseía un montón de poderes secretos,
como lo sabe cualquiera
que eche una ojeada al rotograbado de la Prensa
los domingos.

Señor, Señor, yo necesito ser un sabio,
especialmente a la mañana
cuando estoy esperando el colectivo
y tengo una tremenda cara de facineroso
debido al sueño (se supone)
al relativo madrugón
y a la última trifulca con mi mujer
que, pobrecilla,
ha tomado un carácter un tanto avinagrado.

Señor, yo necesito desprenderme
de esta mísera materia
Y elevarme a las regiones de la Luz,
por ejemplo cuando el jefe opina sobre el cosmos,
sobre la policía,
sobre la subversión,
o sobre el arte universal,
y a mí me sube ese furor selvático,
y empiezo a ejecutar una danza caníbal,
y añoro dulcemente
mi vieja hacha de sílex,
tan manuable.

Señor, yo necesito,
pero de veras necesito ser un sabio,
especialmente cuando llego a casa
con un hambre de lobo y un cansancio,
y ya se fue otro día,
y me digo hasta cuándo,
y no le aguanto un pelo
a Dios
ni a Teofras von qué sé yo qué,
y puteo,
puteo interminablemente
hasta que me desplomo,
y duermo como un tronco,
realmente
sin purificar mi espíritu para nada.

Humberto Costantini, del libro Cuestiones con la vida.



La Laura



Una fugaz sensación de alegría entre tanta tristeza…
Cuando me pidieron que contara por escrito una anécdota, un hecho que me hubiera marcado a lo largo de ésta, nuestra noble tarea, mi mente recorrió el pasado y se detuvo en “mi antigua escuela de Villegas”. ¿Vieron que siempre sentimos que las escuelas son “nuestras”? Así no pasa con los chicos.
Y vaya si me pasó esto de sentirla mía a Laurita, una preciosa nena que parecía la Raulito. Tenía los ojos, grandes, oscuros y curiosos. Era menudita y delgada, con cabello oscuro y lacio, cortado a lo varón (“Por los piojos, ¿vio?”).
Eran siete hermanos. A ella le gustaban los domingos porque era el día que en el guiso de fideos se podían encontrar trocitos de chorizo.
Siempre fue mi confidente. A veces parecía feliz, pero odiaba faltar a la escuela porque significaba que tenía que lavar la ropa, a mano, por supuesto. ¿Conté que tenía ocho añitos? ¿Y que una vez tuvimos que ir a buscarla a su casa, en el asentamiento? Porque si le tocaba cuidar a los hermanos, la escuela no existía. Entonces iba a la carga, con “la turca”, una directora que montaba en su “Fitito” y se hundía en los pozos, subiendo las lomas de aquellas calles de tierra que, con la lluvia, parecían pantanos. Teníamos miedo, pues patinaban las ruedas y, si el auto se paraba, nos encontrábamos rodeadas por una docena de perros famélicos, que ladraban a los extraños.
Pero llegamos. ¡Finalmente la divisamos en el patio! Por supuesto, lavando la ropita. Ese día, la madre prometió que la iba a mandar con regularidad, tal como le pedimos nosotras. “La Laura va a ir”, prometió. Y algún día que otro la mandaba.
Cuando iba a clase, Laurita estaba feliz. Hasta que con el grado organizamos una fiestita para festejar los cumpleaños de todos los chicos que habían cumplido durante el primer semestre. Con el registro en mano, la felicité, porque Laurita cumplía años ese día. Pero ¡oh, sorpresa!, ella no sabía que ese día, hacía nueve años, había nacido.
Conversando con ella, supe que jamás le festejaron los cumpleaños en su casa. Jamás se la felicitó o… no sé, algo.
La pena, supongo, me enfureció. Más allá de intentar comprender la terrible realidad de la miseria en su más amplio significado, me sentí absolutamente impotente. La bronca me impulsó, e hice lo imposible por hablar con la mamá. Lo conseguí. Claro que yo tenía treinta y pico de años y la convicción de que podía cambiar al mundo. Y por ende, me trencé feo con la mamá de “La Laura”.
La indiferencia de aquella mujer me enfureció más. Sé que me pasé de todo límite ético. Sólo después de muchos años lo supe. Hoy me planteo si realmente yo tenía derecho a reaccionar de esa forma. Pero, allí, ante esa apatía, mi enojo aumentaba y no sé cuántas cosas dije. De pronto, la mujer me miró fijamente a los ojos. Ella vio que yo lloraba. Se dio media vuelta y se fue. Pienso que se fue para no pegarme.
Volví al grado, me sentí mal todo el día. Cuando llegué en casa, cumplí con las normas de rigor: me desquité con mis hijas, le amargué la cena a mi esposo, hice llorar a mis padres cuando les conté lo sucedido. En fin, ustedes, lectores, seguramente colegas, ya saben cómo funciona esto.
Al día siguiente, cuando llegué a la escuela, “La Laurita” estaba esperándome. Corrió para abrazarme, contenta como no la había visto nunca.
—¡Cuánta alegría, Lauri! ¿Qué pasó? —le pregunté mientras me abrazaba fuerte (¡qué linda era!).
—¿Sabe, seño? Ayer a la tarde mi mamá me hizo una torta y me cantaron y todo.
Hoy sé que no podré cambiar el mundo. Hoy sé que la mamá también debía sentirse impotente. Hoy sé que Dios perdonó mi prepotencia. Y sé que, desgraciadamente, en “La Laura” se resumen las historias de millones de chicos. Pero creo que, mientras existamos las maestras, siempre que no nos desplacen las PC, van a existir padres o madres que quieran pegarnos ocasionalmente; pero aun así, van a sentir el amor de nuestros mensajes. Y lo más importante es que “Las Lauritas” no nos van a olvidar jamás. Así como cada una de nosotras no las olvidaremos nunca.

Elisa Pita



domingo, 4 de agosto de 2019

Un poema a las 6 de la mañana



 
Podría cantar la desalquilada vigilia de las prostitutas,
el motín callejero de los gorriones en la urbe,
de mis manos inválidas, de mis pies doloridos.
Pero el canto de un gallo
que abre la mañana con los dedos de un ángel sin aureola,
suena en mi corazón —íntimamente—
y en mi sangre
alza su tono de armónica meridional
para recordarme que soy un hombre huérfano en mi ciudad.
Mi ciudad: la de las grandes riquezas y las grandes miserias.
La de los grandes chantajistas de guantes color patito:
Gerentes de banco. Presidentes de asociaciones patrióticas.
Directores de grandes rotativos. Críticos de Arte. Periodistas.
Urruchúa los pintaría con una ganzúa en los labios
y el alma junto a tu voz que enrula un tango de Filiberto.
Sé que me querrías si te hablara de amor,
aunque te desangres diez horas en una fábrica de tejidos
y sufres el asedio de un gerente mulato
—oblicuo como la sombra de una pared a media noche—
Porque tú necesitas un hombre, amiga, y yo necesito una mujer.

José Portogalo

Milonga en contestación


Milonga en contestación de Humberto Costantini

Podría titularse también "Contrapunto"
Borges había publicado una milonga donde decía:
se acabaron los valientes
y no han dejado semilla
.........................................
¿Dónde están los que morían
en otras revoluciones?
Humberto Costantini le respondió con una miloga. "Milonga en contestación"

Desvergüenza ha de tener
esta guitarra modesta
que a una milonga lujosa
se atreve a darle respuesta.

Pero no es bueno el silencio
cuando el silencio consiente
que se humille en el olvido
a más de un hombre valiente.

Déjeme entonces que trate
de remediar su descuido,
pues sé un poco de esos hombres,
y hasta alguno he conocido.

Porque existen, creamé,
varones de vista y menta
que en lejanos andurriales
entregan sus osamentas.

Para empezar nombro a uno
como pa encender su fe;
murió en tierras de Bolivia,
y lo apodaban el Che.

Tantas veces lo he pensado,
y hoy se lo digo en la cara:
Borges, era su destino
cantarle a Ernesto Guevara.

Mucho más para su temple
el fulgor de sus hazañas
que las turbias compadradas
de Chiclana o de Muraña.

Pero dejemos cuestiones
que es tarde pa componer,
y que siga esta milonga
entre el querer y el poder.

Poder contarle quisiera
de un hombre de los cabales;
en Nicaragua pelió,
y se llamaba Morales.

Murió peleando a lo tigre
en una brava patriada;
mandó salir a sus hombres,
y él cubrió la retirada.

La cosa fue de hacha y tiza,
según la gente comenta,
sólo y su alma se enfrentó
con más de ciento cincuenta.

Otro más pa su memoria
que bordó una historia hermosa
cuando allé en el Paraguay
se cargó al Tacho Somoza.

Vio venir al dictador,
y se le plantó sin asco;
su apellido era Izurzún
y lo llamaban El Vasco.

Hay muchos más, pero alcanzan
para cerrar la canilla
esa de que no hay valientes
y no han dejado semilla.

Ya ve Borges que ahí están,
y ahí están sus corazones,
y aún hay valientes que mueren
en otras revoluciones.

sábado, 3 de agosto de 2019

Soneto matinal a una colegiala ingràvida



Soneto matinal a una colegiala ingrávida
Gabriel García Márquez

Al pasar me saluda y tras el viento
que da al aliento de su voz temprana
en la cuadrada luz de una ventana
se empaña, no el cristal, sino el aliento
Es tempranera como una campana.

Cabe en lo inverosímil, como un cuento
y cuando corta el hilo del momento
vierte su sangre blanca la mañana.

Si se viste de azul y va a la escuela,
no se distingue si camina o vuela
porque es como la brisa, tan liviana
que en la mañana azul no se precisa
cuál de las tres que pasan es la brisa,
cuál es la niña y cuál es la mañana.

El eco de la gente



La proximidad o la lejanía entre los seres humanos siempre son relativas. Sobre todo desde que aprendimos a grabar signos para expresarnos. Esto lo vemos muy claro cuando ejercemos el oficio de la comunicación. Al comienzo de nuestro camino, queremos tener la respuesta inmediata de quienes ven nuestros trabajos. ¿Cómo saber si lo que hice está bien, es bueno, se entendió lo que dije, sirvió de beneficio para alguien si no hay una respuesta concreta de esa figura que está del otro lado alzando la mano y diciendo lo que siente?

Con los años —muchos, en verdad— dejé de hacerme esas preguntas, porque la respuesta es mucho más sencilla de lo que antes había imaginado. Siempre hay del otro lado uno, dos o un número casi infinito de seres a los que el mensaje les llegó a pesar de que no escuchemos su voz: son todos aquellos que vibran en una frecuencia similar a la nuestra. Ellos también tienen dentro de sí las mismas preguntas y las mismas escasas respuestas. Nosotros somos ellos y ellos están hechos de la misma materia que uno. El amor y el cariño, la desdicha, la pasión o el naufragio de los sentimientos están en cada uno de los que componen este archipiélago emocional. Nos reconocemos sin vernos, nos unimos sin estar cerca, soñamos todos con el mismo mundo.

Y en esa amalgama de sentires, la proximidad o la lejanía son sustantivos casi inexistentes.

Julio Parissi

viernes, 2 de agosto de 2019

El blog de emociones



Creamos este espacio con la idea de convertirlo en un vehículo para publicaciones que no tienen el formato que requiere Facebook.
Aquí compartimos algunas emociones vinculadas a la música y las efemérides de cada mes. Pensamos en su momento que podíamos compartir imágenes de pinturas que nos hayan impactado especialmente.
Fue durante un tiempo el sitio donde se alojaron los videos que anticipaban nuestras nuevas ediciones de la revista.
Hoy vamos a alojar aquí aquellas publicaciones que salieron con formato de Nota en Facebook y que de alguna manera son tapadas por las actualizaciones.
Hemos notado que ingresa mucha gente a ver qué sucede en el blog y es poco el material que tenemos para ofrecerle al curioso lector.
Siempre llevamos con nostros el deseo de compartir.
Gracias por acompañarnos.
Julio y Molo



sábado, 27 de julio de 2019

Nuestro número 59

Querid@s lector@s:

En pocos días publicaremos nuestro número 50 de Emociones Íntimas.
A diferencia de otros adelantos éste no cuenta con video ni música.

Como siempre aparecerá en nuestro Facebook para que con un click ingresen a la edición digital.

Como siempre, invitamos a recibirla por correo electrónico en formato PDF. Nos escriben un correo a jparissi.rmolinari@gmail.com y los incluimos en la  lista de distribución.

En esta ocasión presentamos la tapa  con la brillante ilustración de Darío Parissi. En ella aparecen los títulos y los autores.

Muchas gracias por acompañar y compartir.
Julio y Molo





Libre de virus. www.avast.com

domingo, 30 de junio de 2019

Si te gusta la revista

Si te gusta la revista y querés leerla desconectado, sin la obligación de abrir Facebook para recorrerla on-line, tenés la posibilidad de recibirla por correo en formato PDF.

 

No tenés que hacer otra cosa que enviarnos una solicitud a nuestro correo electrónico: jparissi.rmolinari@gmail.com

y te incluimos en la lista de lectores destacados que la reciben un poco antes de publicarla en la web.

 

Gracias por acompañar y compartir.

 

Julio y Molo

 

https://www.facebook.com/julioymolo/

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 


Libre de virus. www.avast.com

martes, 25 de junio de 2019

Promo 58

Adelantamos a nuestros queridos lectores con este pequeño video títulos y autores del número 58 de la Revista Emociones Íntimas.

Gracias por acompañar y compartir,
Julio y Molo



viernes, 26 de abril de 2019

Nuestra número 56

Querid@s lector@s:

Anticipamos títulos y autores de nuestro número 56  que en unos días será público en nuestro Facebook.

Gracias por acompañar y compartir.

Julio y Molo

Nuestro Facebook


domingo, 10 de marzo de 2019

Nuestro número 54



Querid@s lector@s:
Les acercamos un adelanto en video de títulos y autores para la próxima edición de nuestra revista.
Aquellos lectores que quieran recibirla en formato PDF por correo no tienen más que escribirnos y solicitarla. El correo de la revista es jparissi.rmolinari@gmail.com

Con mucho gusto los incluiremos en nuestras listas de envíos.
Gracias por acompañar y compartir,
Julio y Molo




jueves, 21 de febrero de 2019

Nuestro número 53

Estimad@s lectores:
Como siempre les acercamos un adelanto de autores y títulos de nuestro próximo número de Emociones Íntimas.

Gracias por acompañar y compartir,

Julio y Molo



sábado, 2 de febrero de 2019

Nuestro número 52

Querid@s lector@s:

Adelantamos con un video nuestro número 52. Como siempre acercamos títulos y autores de su contenido.
Esperamos que lo disfruten.
Gracias por acompañar y compartir.

Julio y Molo